LEE LAS ETIQUETAS

Comer sin miedo: Descubre qué son realmente los aditivos de los productos que compras en el súper

Se suele hablar mucho (y mal) de los aditivos tipo E200 y similares que aparecen en las etiquetas de los productos de alimentación. Pero lo cierto es que, sin ellos, seguramente nos gustaría menos comer. Descubre qué son los aditivos y comparte este artículo para que todos lo sepan.

Una mujer analiza con una app la etiqueta de un producto del supermercado

Una mujer analiza con una app la etiqueta de un producto del supermercadoFreepik

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Te paras frente a la nevera del súper, eliges un hummus, le das la vuelta y… horror cuando lees los ingredientes: garbanzos, aceite, zumo de limón, E260, E270, E202… Te empiezas a preguntar: "¿Esto qué es, un experimento, una fórmula secreta... un código alienígena?". Respira. No es una conspiración. No están intentando envenenarte. Estás leyendo el lenguaje de los aditivos alimentarios, y aunque suene misterioso, es más transparente que muchos "sin aditivos" que ves por ahí.

Vamos a destripar lo que significa cada numerito, cómo se clasifican los famosos E y por qué deberíamos agradecer que estén ahí (aunque suenen como claves de a la NASA).

Mujer mirando la etiqueta de un bote de cristal
Mujer mirando la etiqueta de un bote de cristal | Freepik

¿Qué significa la E de los aditivos de los alimentos?

La letra "E" viene de Europa. Es la forma oficial de decir que un aditivo ha sido evaluado, aprobado y autorizado por la Unión Europea para su uso en alimentos. Y detrás viene un número que indica su función y familia química. No es aleatorio. Es ciencia organizada.

¿Todos los aditivos tipo E son seguros?

Sí. Absolutamente. Si están en una etiqueta, es porque han sido aprobados. Si no lo fueran, no estarían. Tan simple como eso. Todos los aditivos con número E han pasado por controles rigurosos de seguridad como:

  • Evaluación toxicológica
  • Establecimiento de IDA (ingesta diaria isible)
  • Normas claras de uso
  • Revisión constante por parte de las autoridades de seguridad alimentaria y otras agencias internacionales

Aditivos que son colorantes

E100 - E199: Dan color a los alimentos. Algunos vienen de la naturaleza, otros son sintéticos, pero todos están regulados. No pintan tus órganos por dentro. Solo hacen que el yogur no parezca yeso.

Ejemplos:

  • E100: Curcumina (la de la cúrcuma)
  • E160a: Betacarotenos (zanahoria power)
  • E162: Betanina (remolacha)

Aditivos que son conservantes

E200 – E299: Aquí vive nuestro protagonista: el ácido sórbico (E200). Evita que hongos, bacterias y levaduras monten la fiesta. Alargan la vida del alimento. No del consumidor. Pero lo primero es muy útil.

Ejemplos:

  • E202: Sorbato potásico (sal más soluble del ácido sórbico)
  • E211: Benzoato sódico (refrescos ácidos)
  • E220 - 228: Sulfitos (en vinos, frutas secas, etc.)
Una pareja en el supermercado
Una pareja en el supermercado | Pexels

Aditivos que son antioxidantes y reguladores del pH

E300 – E399: Evitan que los alimentos se oxiden o se vuelvan más ácidos o básicos de la cuenta. Usados para estabilizar. No para disfrazar alimentos malos.

Ejemplos:

  • E300: Ácido ascórbico (vitamina C)
  • E330: Ácido cítrico (hola, limón)
  • E331: Citrato sódico (sal del anterior)

Aditivos que son espesantes, emulsionantes y estabilizantes

E400 – E499: Dan textura, evitan que todo se separe como en una relación fallida. Sin ellos, tendríamos yogures líquidos, mayonesas fallidas y natillas tristes.

Ejemplos:

  • E415: Goma xantana (el pegamento de muchas salsas)
  • E471: Mono y diglicéridos de ácidos grasos (emulsionantes)
  • E460: Celulosa (sí, como la de las plantas)

Aditivos que son gasificantes y antiaglomerantes

E500 – E599: Hacen que el pan suba, que el polvo no se apelmace y que todo funcione como debe. Están en cantidades minúsculas. No afectan sabor, ni salud.

  • E500: Bicarbonato sódico
  • E516: Sulfato cálcico (usado desde los egipcios)
  • E535: Ferrocianuro sódico (¡no es veneno! Es un antiaglomerante seguro)

Aditivos que son potenciadores de sabor

E600 – E699: Realzan el sabor sin añadir sal o azúcar. Inocuos… pero no necesarios. No son adictivos ni te "reprograman el cerebro", pero suelen estar en productos, no en alimentos.

Ejemplos:

  • E621: Glutamato monosódico (el "umami" injustamente acusado)
  • E635: Ribonucleótidos disódicos (potenciadores sin efectos secundarios)
Un hombre lee la etiqueta de un producto en el supermercado
Un hombre lee la etiqueta de un producto en el supermercado | iStock

Aditivos que son edulcorantes, gases y agentes de recubrimiento

E900 – E999: Aquí hay de todo: gases que conservan, siliconas alimentarias que dan brillo a los caramelos, y los más polémicos: los edulcorantes.

Ejemplos de edulcorantes intensos (muy dulces con poquísima cantidad):

  • E950: Acesulfamo K: No se metaboliza. Endulza sin aportar calorías.
  • E951: Aspartamo: Seguro, salvo para personas con fenilcetonuria.
  • E955: Sucralosa: Derivado del azúcar. Estable al calor.
  • E957: Taumatina: Dulce, natural, con sabor peculiar.
  • E960: Glucósidos de esteviol. ¡Atención! No son stevia natural. Son moléculas purificadas a partir de la planta Stevia rebaudiana. Se obtienen mediante procesos físico-químicos complejos (resinas, etanol…). No confundas hoja con extracto. ¿Seguros? Sí. ¿Naturales? No tanto como el marketing verde quiere hacerte creer.

Ejemplos de aditivos que son polialcoholes y son ideales para diabéticos y productos sin azúcar. El único inconveniente es que si te pasas, el baño te espera. Efecto laxante moderado. Esa tableta de turrón sin azúcar que te comes entera… saldrá, como quiera.

  • E965: Maltitol
  • E967: Xilitol
  • E968: Eritritol

Qué hacer antes de comprar productos en el supermercado

Lee las etiquetas, pero sin miedo. No te dejes engañar por etiquetas verdes o con hojas dibujadas.

Evita los bulos de internet. Y, sobre todo, no caigas en el mito de que lo químico es sinónimo de peligroso. Hasta el agua es química, todo es química.

La próxima vez que leas una lista de ingredientes y veas un E-número, no pienses en códigos secretos. Piensa en seguridad alimentaria, en control, en ciencia aplicada para que tu comida no se estropee antes de que llegue a tu plato. Porque lo importante no es que suene raro, sino que esté bien evaluado.

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